Futuro incierto – Opinión

Por Óscar Sánchez Márquez

Si el mundo vivía momentos de máxima incertidumbre por la permanencia de la pandemia de COVID 19 y sus efectos sobre la economía y los sistemas de salud de una gran parte de los países del mundo, la invasión de Rusia a zonas separatistas de Ucrania agrega un componente aún más delicado a la ya de por sí frágil situación global.

No se trata de una potencial guerra entre Rusia y las naciones occidentales, sino de la reconfiguración de un nuevo orden mundial. De hecho, algunos internacionalistas de The Wall Street Journal y The New York Times, aseguran que la invasión rusa del pasado miércoles a suelo ucraniano es ya en sí mismo el inicio de un nuevo orden internacional.

Se trata de un conflicto de tres ejes geopolíticos estratégicos a nivel mundial: Rusia, Estados Unidos y China.

Putin ordena operación militar en Ucrania

Eso es lo que se juega en estos momentos con el inicio de este conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Un conflicto que en cualquier momento puede escalar a un mayor nivel, por los intereses que están en juego: la hegemonía militar, política, económica e ideológica de Occidente -sede de las naciones que se rigen bajo un régimen de libertad democrática- frente a la extinta potencia comunista que es Rusia y naciones aliadas.

China está por ahora de lado de Vladimir Putin, el presidente ruso, pero no tanto por que esté a favor del crecimiento hegemónico de Rusia, sino por aplicar otro golpe estratégico a los Estados Unidos, la vecina nación que ostenta, todavía hoy, el poder hegemónico a nivel mundial después de la llamada Guerra “Fría”, y a pesar de su acelerado debilitamiento económico y de su poder de influencia y dominio.

China y Rusia han desarrollado una relación próspera, la cual hoy, en medio de este conflicto, ha puesto a pensar al presidente Joe Biden y a otros mandatario y primeros ministros de Europa, entre ellos a Emanuel Macron de Francia y a Boris Jonhson, de Reino Unido, si entran a territorio ucraniano a defender a este país y enfrentar a la fuerza militar rusa, integrada por no menos 200 mil elementos asentados en diversos puntos fronterizos.

Esta es, según los especialistas, la principal razón del porqué esta “guerra” transcurre en cámara lenta, no a la velocidad como la que se vio en Irak, donde la fuerza militar internacional afín a Estados Unidos ingresó hace ya más de una década a desmantelar al régimen de Sadam Husein.

Ataque de Rusia a Ucrania lleva miles de desplazados y 68 muertos

Estados Unidos tiene, frente a sí, diversas cuestiones que juegan en contra en caso de avanzar hacia una guerra de mayor intensidad, a pesar de las constantes advertencias que hizo hasta antes del miércoles pasado al régimen de Vladimir Putin.

Estas son: Por el lado económico, un incremento prolongado de los precios internacionales del petróleo afectará el crecimiento económico de Estados Unidos, en momentos claves en los que apenas iniciaba una recuperación sostenible después del mayor impacto de la pandemia de coronavirus.

Dos, la guerra y más una guerra prolongada, mostrará al mundo el fracaso de la disuasión de la guerra por parte de occidente. Es decir, habrá fracasado a los ojos del mundo en mantener la paz.

Sin embargo, a decir de diversos especialistas en las relaciones Rusia-Occidente, apuntan a que el mayor golpe que aún quiere evitar, o al menos reducir el impacto, por parte de Estados Unidos, es que se le vea como el tonto del pueblo, porque durante años mantuvo su creencia de que podía mantener dentro del redil o controlado a Vladimir Putin, algo que hoy ha quedado demostrado que no fue así, sino que, incluso el jefe Máximo del Kremlin supo engañar al mundo.

Por ahora Joe Biden solo se ha conformado con agregar nuevas sanciones económicas financieras, principalmente a los dos bancos más grandes de Rusia, el VTB y el Sberbanck, así como a una docena de organizaciones financieras, sin embargo, los expertos dicen que esto no es suficiente y mientras EU no actúe con el sistema de pagos otra que realmente estrangule su sistema financiero, las medidas resultan cortas.

A los ojos del mundo existe la percepción de que Putin pegó primero y pegó dos veces. Primero con la invasión a Ucrania y luego con los efectos colaterales a su archienemigo, Estados Unidos. Pero Rusia, dicen los internacionalistas, va por todo; por la invasión, por un cese al fuego auto decretado, por su permanencia en las zonas separatistas de Ucrania y, con ello, tronar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, una especie de la ONU militar europea y terminar de exhibir a los Estados Unidos de América.

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