¿Escándalo político o guión de serie?

La llegada a México de Emilio Lozoya Austin, en las próximas horas, avizora un nuevo capítulo de supuestos escándalos políticos a los que nos pretenden acostumbrar los gobiernos en turno y que en muchísimas ocasiones solo terminan, lamentablemente, en “petate del muerto”, en lenguaje de la 4T.

Cierto es que muchos políticos del PRI, PAN, PRD, Verde y otros, seguramente harán fila en oficinas judiciales para gestionar un amparo, por aquello de las dudas, ante la amenaza de que en el avión oficial que trae de España a Lozoya Austin viene un maletín de videograbaciones que documentan la entrega de dinero ilegal a legisladores y funcionarios, para que aprobaran no solo la reforma energética sino el conjunto de reformas “estructurales” que presumió en su momento el expresidente Peña Nieto.

Ayer el líder senatorial Ricardo Monreal adelantó que hay material de escándalo porque está documentado cómo el dinero público salpicó lo mismo a intelectuales orgánicos e inorgánicos, que a exgobernadores, gobernadores, dirigentes de partidos, exfuncionarios, incluidos periodistas de la llamada triple AAA.

Todo ese dinero, cuya entrega por debajo de la mesa fue videograbado por órdenes del mismo Lozoya Austin, al más viejo estilo de la mafia, mal copiada por el argentino Carlos Ahumada, sirvió para hacer posibles reformas constitucionales que dieron paso al llamado “Pacto por México”, y construir una imagen de Estadista a Peña Nieto, desmoronada inmediatamente por el escándalo de la “Casa Blanca”.

Pero no cantemos victoria ni nos hagamos ilusiones porque en tribunales se pueden hacer otro tipo de “acuerdos”. De hecho, este nuevo “escándalo”, cuyo guión ya está muy estoqueado, ya adelanta que el gobierno de la 4T pactó con Lozoya su entrega.

A cambio de delatar a cuanto amigo y socio le convenga al gobierno, el Junior Lozoya tendrá menos cargos y en una de esas, como ya se adelanta en algunos espacios de análisis, hasta podría evadir pisar la cárcel.

Todo dependerá de cuánto abra la boca el presunto delincuente -y digo presunto porqué todavía su culpabilidad está en negociación- y a quiénes y cómo quiera involucrar.

Ya hay nombres sobre la mesa: Van desde el propio expresidente Enrique Peña Nieto, jefe máximo de Lozoya cuando fue titular de Petróleos Mexicanos, hasta el entonces Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, super odiado en el gabinete peñista, por sus poses de vicepresidente; así como de otros exfuncionarios y políticos, como la dupla implacable Emilio Gamboa Patrón y Manlio Fabio Beltrones, así como Miguel Barbosa, de quien, se dice, gestionó un cargo para un familiar suyo en Pemex a cambio de sus votos reformistas.

 

Insistimos. No hay que dar nada por hecho, porque en México nos gusta mucho el escándalo político, pero no exigimos que se aplique la ley hasta el final. Nos conformamos solo con el entretenimiento.

Pero mientras llega a tierra azteca el Jr. Emilio Lozoya, para que le quiten presión a su propia familia, aquí en el país ya buscan el título para este culebrón que anticipa muchos capítulos y un desenlace inesperado.

Quizá -es una propuesta de conclusión de esta serie-  el final lo veamos algunos meses antes de las elecciones de julio del próximo año, con la detención, que no necesariamente enjuiciamiento y sentencia penal, del primer expresidente mexicano.

Este espectáculo está ya tan estoqueado que se requiere un capítulo que sorprenda más al respetable, algo que sea digno de la serie de Netflix que anticipa Ricardo Monreal.

Que tal algunos decesos de involucrados en la trama,  la caída de otros, como “conejillos de indias”,  y uno o dos villanos encarcelados solo para la foto -que ya sería mucho- para vender a la población y al electorado en particular la idea de un gobierno que realmente está acabando con la corrupción.

¿Tiene otra idea para este final?

Related posts

Conferencia de la presidenta Sheinbaum Pardo – 03-02-25

Acuerdan Sheinbaum y Trump pausar aranceles por un mes

“La soberanía no está en venta”: Sheinbaum