El cobro de impuestos perdió fuerza en mayo

• Remesas caen en dólares durante mayo e índice de confianza empresarial en ‘pesimismo’

Ernesto Madrid

Algo se rompió en la maquinaria fiscal mexicana. Tras un arranque de año sorprendentemente positivo en ingresos tributarios —impulsado más por contabilidad creativa que por actividad económica—, el cobro de impuestos comenzó a perder fuerza en mayo, lo que pone en jaque la capacidad del nuevo gobierno para sostener el gasto sin incurrir en mayores recortes o endeudamiento.

Hasta el primer trimestre, de acuerdo con el reporte de Hacienda, la recaudación acumulaba un crecimiento de 17.8% anual, pero para mayo el avance cayó a 8.9%. No es un derrumbe, pero sí una clara pérdida de dinamismo que revela que el impulso no era sostenible. Dos terceras partes de ese incremento inicial se explicaban por la llamada “cobranza virtual”, una figura que permite inflar ingresos limitando deducciones fiscales futuras, más que generando nueva recaudación real.

En mayo, el Impuesto Sobre la Renta (ISR) apenas creció 0.8%, y el IEPS incluso cayó 1.8% mensual. Y aunque los ingresos tributarios van 3.5% por arriba de lo estimado, no alcanzan para tapar el agujero que deja la caída de los ingresos petroleros, que acumulan un rezago de 31.7% respecto al programa.

El resultado neto: el gobierno acumula un faltante de ingresos de 64.5 mil millones de pesos, lo que ha obligado a recortar el gasto público en 224.3 mmdp, 5.7% por debajo de lo planeado, el tercer mayor recorte desde 2011. Lo preocupante no es solo el tamaño del ajuste, sino su impacto en sectores críticos como educación, salud e inversión pública, justo donde más se requiere fortalecer capacidades.

El cobro de impuestos perdió fuerza en mayo

Remesas: sostén popular con futuro incierto

En contraste, las remesas siguen siendo una fuente de alivio para millones de hogares. A pesar de que en dólares cayeron 4.6% en mayo (y 3.0% en lo que va del año), su poder adquisitivo en pesos aumentó 5.7% anual, gracias a la combinación de un tipo de cambio favorable y una inflación moderada. En otras palabras, los migrantes mexicanos siguen amortiguando los golpes económicos desde fuera, aunque las presiones políticas en Estados Unidos —como el impuesto del 1% aprobado en el Senado— podrían generar mayor volatilidad hacia adelante.

Empresarios, en modo pesimismo

El termómetro del ánimo empresarial también envía señales poco alentadoras. El Indicador de Confianza Empresarial se mantuvo en 48.7 puntos en junio, en zona de pesimismo por cuarto mes consecutivo. Los servicios y la manufactura se siguen deteriorando, mientras que los avances en construcción y comercio no alcanzan a revertir la tendencia general.

En suma, la economía mexicana está mostrando síntomas de fatiga fiscal, desgaste en la recaudación y cautela en la inversión privada, en un entorno en el que se ha limitado el margen de maniobra. Lo más alarmante es que el ajuste fiscal, en vez de estar acompañado de una reforma progresiva y sostenible, se está construyendo a base de recortes con bisturí (o machete) en áreas esenciales para el desarrollo.

El gobierno de Claudia Sheinbaum tendrá que decidir pronto si insiste en sostener la narrativa de equilibrio con recortes silenciosos o si abre el debate fiscal que el país lleva posponiendo dos décadas. Porque una cosa es cierta: la “cobranza virtual” no se puede repetir cada trimestre. Y sin ingresos reales, no hay transformación que alcance.

@JErnestoMadrid

jeemadrid@gmail.com

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