La deuda pública aumentará 11.8 puntos porcentuales que equivale a un 65 por ciento más para este 2020 con respecto al año anterior, estimó el FMI
Ernesto Madrid
Al presentar el monitor fiscal que incluye las obligaciones de Petróleos Mexicanos (Pemex) y (Comisión Federal de Electricidad (CFE) y a pesar de los compromisos del presidente Andrés Manuel López Obrador de mantener finanzas públicas estables, la deuda general del gobierno mexicano registrará un incremento del 65% del PIB al cierre del presente año.
Dicho de otra forma y de acuerdo al Fondo Monetario Internacional (FMI), este movimiento es el resultado del desplome de la actividad económica y de la depreciación cambiaria en medio de una contracción económica por décadas que se suma al modesto estímulo que otorgó el gobierno a empresas y hogares para enfrentarla.
Lo anterior da como resultado que la deuda del gobierno federal en México, registrará este año un incremento de 11.8 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB) con respecto al registro de la deuda general del pasado 2019.
Es decir, la deuda pública aumentará 11.8 puntos porcentuales que equivale a un 65% más para este 2020 con respecto al año anterior que incluye las obligaciones de todas las instituciones públicas en las que están consideradas Pemex, CFE, fondos de seguridad social y deuda del gobierno en sus tres órdenes: federal, estatal y municipal.
Con base en los pronósticos del FMI, incluidos en su reporte radiográfico semestral sobre las finanzas públicas, “Monitor Fiscal”, la deuda general del gobierno de México registrará una moderación ‘muy suave’ los próximos cinco años que llevará al indicador a 64.9% del producto hasta el 2025.
Las causas, de acuerdo al documento dado a conocer desde Washington por Vitor Gaspar, Director de Asuntos Fiscales del FMI son el incremento de las obligaciones de los gobiernos, resultado del desplome de la actividad económica, los menores ingresos tributarios consecuencia de la depreciación cambiaria y el apoyo sin precedentes que han otorgado para aguantar el cierre de las economías.
A esto hay que sumarle que la nueva refinería de Dos Bocas de Pemex en Tabasco, costará por lo menos 11% más de lo proyectado originalmente para esta obra en 2008, en razón de que requerirá de una inversión total de 8,900 millones de dólares, superando el tope de 8,000 millones de dólares que se había planteado al arranque de la obra.
Al menos así quedó establecido durante la comparecencia del propio director de la petrolera, Octavio Oropeza que se llevó a cabo este miércoles por un término de 8 horas en donde informó que hasta ahora se ha desembolsado poco más de 933 millones de dólares lo que equivale a 21,000 millones de pesos y que el propio presidente López Obrador, visitará este fin de semana, para supervisar los trabajos de su ‘obra capricho’.
Es más, la Secretaría de Energía ya solicitó un presupuesto adicional que otorgó Pemex para los trabajos de la refinería de 25,000 millones de pesos en 2019, además de que en 2020 el abono del gobierno federal a la empresa cuya construcción supervisa la dependencia, cabeza del sector y la estatal petrolera, fue de 49,000 millones de pesos.
Por detalles como estos, las ganancias del gobierno federal tienden a la baja, de acuerdo al FMI que consigna que sin un estímulo que acelere las ganancias por petróleo o la recaudación tributaria, los ingresos generales del gobierno de México, se ubicarán en 24.4 puntos del PIB al cierre del año.
Es decir, que anticipan una caída moderada para el 2021, cuando llegará a 23.1 puntos del producto. A partir de ahí, proyectan que vendrán descensos de las ganancias que les llevará a promediar alrededor de 22 puntos del PIB hasta el 2024 y todo, porque no están produciendo nada en materia petrolera, puro gasto infructuoso, como advierte la organización civil Signos Vitales.
El Consejero de Asuntos Fiscales del FMI, advirtió al respecto que la incertidumbre sobre la lenta recuperación económica puede generar una presión adicional en las métricas por lo que hizo un llamado para que se busquen estrategias que permitan reconstruir los buffers erosionados por los estímulos fiscales y desarrollar ajustes al gasto que favorezcan una mejor distribución de los recursos.