Ciudad de México.- A la edad de 89 años, por causas naturales, murió la actriz mexicana Anabel Gutiérrez, una de las figuras de la Época de Oro del cine mexicano, quien tuvo la oportunidad de compartir su larga y exitosa trayectoria al lado de otros grandes protagonistas que marcaron una importante etapa del medio artístico en nuestro país.
Apenas con 16 años de edad, la carrera de Anabelle Rafaela Gutiérrez Aicua, su nombre real, se remonta a 1949 cuando participó como extra en la cinta El diablo, no es tan diablo, para después participar en Azahares para tu boda (1950), además de Muchachas de uniforme (1951), El ruiseñor del barrio (1952) y Huracán Ramírez (1953).
En lo que fue una reconocida trayectoria por los máximos exponentes del esplendor del cine nacional como Pedro Infante, Andrés Soler, Joaquín Pardavé, Julian Soler, Joaquín Cordero, Dolores del Río y Germán Valdés “Tin Tan”, también actuó fueron algunos famosos que apadrinaron el trabajo de la actriz, en cintas como Deseada (1951), Escuela de vagabundos (1955) y Las aventuras de Pito Pérez (1957).
Sobre su vida y obra, el periodista José Luis Arévalo, sobrino de la actriz, reconoció que desde su infancia convivió con su tía en sus casa de Acapulco y la Ciudad de México, , donde pasaba largas temporadas y donde también de manera recurrente se reunía la familia de esta estrella de la pantalla chica,
“Yo crecí con mi tía Anabel, vivimos juntos en la misma casa, era una época donde la familia era muy unida, nos llevábamos de maravilla, pasé muchas temporadas con ella”, recordó el periodista, hijo del músico Pepé Arévalo.
“Después de unos años me fui de México porque era corresponsal de guerra, regresé y compré un departamento en Acapulco, pero todos los viajes que realicé siempre estaba con ella”, expresó en entrevista exclusiva para El Sol de México.
Fue en 1980 donde destacó con su personaje de Doña Espotaverderona, madre de La Chimoltrufia (Florinda Meza) en el programa televisivo Chespirito, de Roberto Gómez Bolaños.
La Paloma de Marsella marcó la última aparición de Gutiérrez en el cine, en 1999; de ahí su trabajo se desarrolló en la pantalla chica hasta 2007 en Lola: Érase una vez, protagonizada por Eiza González; en total sumaron más de 40 proyectos audiovisuales.
“Lo más importante es que nos deja un gran legado, deja un gran trabajo en la actuación y futuras generaciones están siguiendo sus pasos, como Macarena. Ojalá los chavos de ahora volteen a ver el trabajo tan bonito que hizo mi tía”, sostuvo el periodista.
Los restos de la actriz fueron velados en la funeraria J. García López en el Pedregal donde familiares y amigos le dieron el último adiós.