Abuso sexual infantil: Deuda pendiente

Por Oscar Sánchez Márquez

El abuso sexual infantil en México se ha convertido en la mayor tragedia silenciosa que pueda afrontar sociedad alguna.

Su origen es multifactorial y no escapa a condición social, económica, cultural o sociodemográfica, sin embargo, en los últimos años las niñas, niños y adolescentes de nuestro país se han convertido en las principales víctimas.

La agresión sexual en contra de un menor, en la mayoría de los casos, ocurre en casa y los victimarios son los propios padres, hermanos, tíos, abuelos, conocidos y vecinos, lo que agrava la situación porque los menores, las potenciales víctimas, conviven a diario con sus verdugos y en la mayoría de los casos pasa mucho tiempo antes de que sea detectada una agresión.

Ayer, 19 de noviembre fue el Día Nacional en Contra del Abuso Sexual Infantil y a nivel global se conmemoró el Día Internacional de la Prevención del Abuso Sexual Infantil.

Dos conmemoraciones que están lejos del festejo y la euforia cívica; por el contrario, representan el recordatorio más cruel de que la sociedad en general sigue teniendo una gran deuda con los niños, niñas y adolescentes.

Mucho se ha dicho de este problema, pero nunca será suficiente para evidenciar el daño y las repercusiones, muchas veces mortales, que deja en un niño o niña una agresión sexual.

Les cambia su vida, su psicología se altera, su entorno se transforma y esta situación los lleva a una depresión permanente e incluso les genera tendencias suicidas, en caso de que no sean atendidos por especialistas a su debido tiempo.

Por esto último, por el impacto que genera en una niña o niño, una agresión sexual en contra de ellos es un crimen en toda su dimensión. 

No solo porque él o los agresores se valen de la inocencia de los menores, sino porque se actúa con alevosía, con ventaja, con desdén hacia la vida humana, pero sobre todo se evidencia el uso de la fuerza, física, emocional o psicológica, de un adulto frente a una niña, niño o adolescente.

¿Qué hacer frente a este problema? ¿La lucha está perdida? ¿no queda más que ver como se normaliza esta problemática social, como muchas otras? ¿todo esto que ocurre es parte de la transculturización? ¿el desarrollo tecnológico es en parte responsable del incremento de la violencia sexual infantil?

Hay muchas preguntas que todos nos hacemos, más cuando conocemos de un nuevo caso en el que se ven involucrados niñas, niños o adolescentes como víctimas de algún delito, ya sea porque son utilizados como sicarios, como víctimas de abuso sexual infantil o por que han engrosado los números de fatales homicidios.

La noticia positiva dentro de este panorama adverso es que la violencia sexual infantil sí es prevenible, sí se puede evitar, y no  sólo a través del incremento de penas a agresores o con el surgimiento de nuevas leyes y reglamentos.

La respuesta en la que hoy trabajan muchos grupos de la sociedad civil, agencias nacionales e internacionales, con el apoyo de instancias de gobierno y de la iniciativa privada, es a través de la prevención y la concientización social.

Early Institute es un think tank mexicano especializado en la Primera Infancia que desarrolló  desde hace dos años el proyecto Alumbra, una Comunidad de Conocimiento en la que participan más de 40 organizaciones de la sociedad civil y del sector privado, del país y del extranjero, que desarrolla toda una estrategia de prevención de la violencia sexual infantil a nivel nacional.

Los tres pilares de su estrategia consisten, uno, en romper el silencio, dos, visibilizar la problemática y tres, generar una responsabilidad colectiva.

De esta forma, lo que se busca es que el problema del abuso sexual infantil deje de ser un tabú, que ya no sea el secreto de familia o el escándalo que queda entre cuatro paredes; por el contrario, se busca que se hable del problema, de la gravedad y de sus efectos.

Segundo, que la sociedad en general sea consciente de que este problema ocurre, está presente y ocurre más cerca de nuestro entorno de lo que creemos, por lo que es necesario asimilarlo y pedir ayuda, porque es un asunto de todos, sociedad, gobierno, iniciativa privada, familia.

Y el tercer punto consiste en generar acciones en las que concurran tomadores de decisiones, legisladores, autoridades, así como cuidadores, ya sean padres y/o madres de familia, maestros, especialistas, todos los que están cerca de una niña, niño o adolescente y tienen la responsabilidad social y moral de protegerlo, para que todos, en conjunto, provoquen la responsabilidad compartida.

Se trata de un cambio cultural de fondo. Donde todos seamos cuidadores. Que la indolencia o el desdén no siga siendo nuestra conducta frente a la violencia sexual infantil.

Early Institute creo una plataforma digital de apoyo alumbramx.org que contiene información, tips, asesoría y herramientas para que padres y cuidadores detecten los síntomas de agresiones sexuales en contra de menores, asimismo brindan apoyo para denunciar y atender a las víctimas.

En otros países esta fórmula ha comenzado a dar resultados, es decir sí es posible prevenir la violencia y sí es posible alejar a nuestras niñas, niños y adolescentes de los agresores sexuales: esa fórmula es la prevención y el acompañamiento para la seguridad y la protección de ellos, las niñas, y los niños.

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