- Está por concluir junio de 2025 y lo que debería ser una explosión de entusiasmo es apenas un susurro: no hay anuncios espectaculares en la calle.
Por Diego Sánchez González ‘SAGO’
Ha pasado ya una semana desde que el reloj marcó 365 días para el inicio del Mundial 2026, y la emoción parece más ausente que nunca.
Está por concluir junio de 2025 y lo que debería ser una explosión de entusiasmo es apenas un susurro: no hay anuncios espectaculares en la calle, no hay grandes campañas de las marcas, no hay activaciones de patrocinadores que trasciendan, no hay… emoción.
En lugar de que la cuenta regresiva despierte ilusión, parece marcar el tiempo de un reloj olvidado, uno que ni siquiera suena en el país que presume haber sido el primero en organizar tres Copas del Mundo.
La cuenta regresiva ya marca menos de 360 días y sin embargo en un país tan profundamente futbolero no se ve por ningún lado el ambiente que debería respirarse en cada calle, en cada pantalla, en cada conversación. El fútbol siempre ha sido parte de nuestra identidad nacional pero hoy, el silencio, disfrazado de indiferencia, es el verdadero protagonista.
La Copa del Mundo de 2026 debería ser la más grande de la historia. Estados Unidos, México y Canadá comparten los reflectores globales, Aunque solo tres ciudades de nuestro país: Ciudad de México Guadalajara y Monterrey, recibirán juegos en esta Copa Mundial, los aficionados parecían estar contentos con el puñado de juegos que se disputarán en nuestro país, claro, teniendo como estelar al mítico “Coloso de Santa Úrsula Coapa”.
3,2,1 ¿Mundial? – Almanaque – Opinión
¿Dónde están los anuncios clave del Gobierno Federal? ¿Dónde está la claridad sobre las inversiones y la logística, la seguridad y la movilidad? las preguntas se acumulan, pero las respuestas no llegan. Nadie parece tomar ese liderazgo que el momento amerita y que la afición exige, la develación de un par de relojes que marcan la cuenta regresiva fueron los más representativos del inicio de la cuenta regresiva.
También es cierto que el clima político y diplomático entre Estados Unidos y México agrega aún más incertidumbre, las políticas del presidente estadounidense y la respuesta de su contraparte mexicana parecen estar lejos de brindarnos un final alentador, este es quizá un evento deportivos más de la larga lista de eventos polémicos y politizados, a los que quizá tendremos que acostumbrarnos, por que está claro que compartir sede de un evento tan importante, conlleva escenarios completos.
Es imposible no preguntarse ¿cómo se va a blindar un evento que cruzará fronteras en un momento en que las relaciones están frías? ¿Qué protocolos están trabajando? ¿Qué coordinación real existe entre los países? es una fiesta global, pero ¿quién realmente será bienvenido? Todo parece opaco, sobre todo con las recientes restricciones que el gobierno estadounidense impuso a algunas naciones.
Como aficionado la espera debería estar llena de emoción, de cánticos, de expectativa y claro, de incertidumbre, pero únicamente en el campo de juego. A 365 días del mundial lo que hay es una mezcla de escepticismo, silencio y una sensación de que algo se está dejando pasar. Ni siquiera las marcas que históricamente han sido protagonistas como las refresqueras o la cerveceras o los principales patrocinadores de indumentaria en el fútbol han comenzado a posicionarse. ¿Por qué este mundial, tan grande, tan importante, está lejos de que lo sintamos nuestro?
3,2,1 ¿Mundial? – Almanaque – Opinión
¿Será esta la constante de los nuevos mundiales compartidos? ¿Así se sentirá de ahora en adelante, la fiesta más grande del fútbol cuando hay varios anfitriones en juego? Si México, tan apasionado por este deporte, no logra encender la chispa ni con un año de antelación, ¿qué podemos esperar del 2030, cuando seis países (Uruguay, Argentina, Paraguay, España, Portugal y Marruecos) sean sede al mismo tiempo? La descentralización del Mundial puede estar matando lo que lo hacía único: la emoción palpable, el sentido de pertenencia, el orgullo de ser el corazón de un evento global. Hoy, México parece más un invitado desinteresado que un verdadero anfitrión.
La pregunta queda en el aire: ¿ustedes sienten que falta un año para la Copa del Mundo en México? ¿Qué les gustaría ver, sentir, vivir antes de que llegue ese momento? ¿O simplemente estamos presenciando una transformación inevitable en la forma de vivir los mundiales?
Los leo.
Por: Diego “ALMANAQUE” SAGO’
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Fuente: El Heraldo de México